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domingo, 11 de noviembre de 2012

Óscar, el atleta sin piernas

Óscar Pistorius
 El atleta surafricano Óscar Pistorius, de 21 años, es uno de los más veloces del mundo.

La vida no lo premió a la hora de nacer. Sus piernas crecieron sin peronés, huesos que unen las rodillas con los tobillos. Una malformación lo marcaría para siempre y la posibilidad de caminar era imposible. Tal vez una silla de ruedas sería su mejor aliada. Sin embargo, el surafricano Óscar Pistorius, de 21 años, se dio sus mañas y hoy no sólo anda libremente, sino que además es uno de los atletas más veloces del mundo.
Mientras que sus padres Henke y Sheila celebraban el nacimiento de Óscar, el 22 de noviembre de 1986, los médicos de un hospital en Pretoria buscaban la forma menos traumática de decirles que su pequeño hijo había nacido sin peronés ni tobillos. El doctor Gerry Versveld les explicó una dura situación: “lo mejor sería amputarlo de las rodillas para abajo y acostumbrarlo desde bebé a usar las prótesis. De no hacerlo, sus extremidades sufrirían serias deformaciones”.
Once meses después, sus padres tomaron la decisión más difícil de sus vidas: amputarle a su hijo las dos piernas. “Siempre he pensado que la decisión de mis padres fue la adecuada”, confesó Pistorius, hace un tiempo, a los medios.
Su padre, quien dirige una mina de cal en Pretoria, mantiene a su familia con un alto nivel de vida, por lo que nunca ha tenido reparos en comprarle las mejores prótesis de carbono. Cada par cuesta 20.000 euros y desde cuando su hijo cumplió un año —se las cambiaba cada nueve meses—, se las manda a hacer exclusivamente a Ossur, una fábrica islandesa especializada en prótesis.
Óscar se adaptó a sus piernas artificiales y correteaba por su casa. Sin embargo, los primeros tropiezos los tuvo en el colegio, cuando sus compañeros se burlaban de él. Pero, como por providencia divina, Pistorius un día pensó que su salvación para sobresalir y no ser señalado, era ser un gran deportista. No importaba el deporte, pero quería ser alguien popular. Y vaya que lo consiguió.
Comenzó con el waterpolo y luego  pasó a la natación. También jugó fútbol y tenis. Pero un día probó con el rugby y allí se quedó. Era una de las estrellas del equipo y gracias a ello se convirtió en uno de los chicos más famosos de su escuela. Su efectividad en la cancha, unida a sus bellos ojos verdes y a su pelo dorado, lo hicieron sentir ‘normal’. “De hecho, nunca me he considerado una persona discapacitada, puedo hacer las mismas cosas que una persona con piernas”, ha repetido una y otra vez.

 


El hombre flecha

Era feliz con el rugby, pero a finales de 2003, cuando tenía 17 años, sufrió una seria lesión en la rodilla y su médico le recomendó cambiar de deporte. Nunca antes había pensado en el atletismo. Pero por una razón que él aún no sabe, un buen día empezó a practicarlo. Cuando Ampie Louw, el entrenador de la Universidad de Pretoria, lo vio corriendo quedó sorprendido y desde ese momento se autoproclamó su técnico.
Lo más sorprendente es que en 2004, nueve meses después de empezar a practicar este deporte, Pistorius ganó la medalla de oro en los 200 metros y bronce en los 100 de los Juegos Paralímpicos de Atenas. Ese día, en el estadio Olímpico, Versveld, el médico que lo operó de bebé, presenció tal hazaña. Con el mismo asombro de todos los presentes, aseguró: “Nunca podré ver nada más sorprendente que esto en toda mi vida”.
Y luego, para confirmar su supremacía, Pistorius rompió los récords mundiales con registros de: 10s91 en los 100 metros, 21s58 en los 200 y 46s34 en 400. Casi en todos, un segundo por encima de los logrados por los mejores atletas de élite del mundo.

 


Un chico popular

Pistorius cumple a diario sus actividades, que comienzan a las siete de la mañana. No falla con su rutina de gimnasio y con su sesión de fisioterapia; entrena en las tardes por más de tres horas. Para no olvidar su afición por el rugby, corre por los campos de la Universidad de Pretoria acompañado de su perro Capone.
Estudia finanzas y tiene el proyecto de montar una cadena de restaurantes en Nueva York, Londres y Johannesburgo. Y, tal como añoraba de chico, es una persona popular. En su país, es uno de los deportistas más mediáticos y su fama ha llegado a tal punto que tiene ofertas de Hollywood para llevar su historia al cine. Inclusive, Tom Hanks ya escribe un guión sobre su vida. Patrocinio, le sobra. Es la imagen de Visa, Honda, Ossur, Nike y Oakley.
A la historia de Óscar Pistorius aún le queda mucha tela por cortar. Seguramente seguirá sorprendiendo al mundo con las que hoy son las piernas más famosas del mundo.
 
 

El rol y el contexto del deporte con las personas discapacitadas


El rol del deporte con la discapacidad

Los avances que se han realizado en el deporte, con mucha relevancia en la sociedad del siglo XX, marca el camino de las sociedades de este siglo XXI, para establecer importantes hitos de mucho impacto en lo social, la salud, la educación, la cultura, la economía del mundo moderno en general y también en el ámbito de la discapacidad, campo en el cual, a través del deporte, los grupos de personas con discapacidad han encontrado el más significativo espacio de reivindicación humana y, por lo tanto, especial para que sean reconocidos en la sociedad.            
Si se analiza desde la perspectiva del “deporte profesional”, nos quedamos en un análisis muy simple, frente a las profundas y amplias posibilidades que ofrece como importante medio de rehabilitación, integración, inclusión de millones de personas con discapacidad, como lo han venido haciendo, social y científicamente, muchas organizaciones alrededor del mundo, para acabar con el pensamiento de que sólo los más fuertes tienen espacio.                                       
Es evidente que el deporte para las personas con discapacidad, el significado del deporte, incide de manera directa en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, sin dejar de lado otros intereses que se mueven alrededor de él, como el comercio, la ciencia, la tecnología, la educación, la salud o los medios de comunicación y en el que hoy por hoy la discapacidad también ha ganado un amplio espacio.



El contexto del deporte para personas con discapacidad

    Millones de personas de todas las edades, alrededor del mundo, padecen algún tipo de discapacidad, lo cual les es cotidiano enfrentarse con obstáculos no sólo físicos, sino psicológicos, económicos y culturales que les impiden desempeñarse plenamente en los diferentes roles que la sociedad humana dispone para la satisfacción de sus necesidades, incluidas naturalmente las de aprovechamiento del tiempo libre, la recreación y el deporte.                                                              El Programa de Acción Mundial para los Impedidos, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1982, que “…reitera la constante necesidad de promover la realización para el derecho de los impedidos a participar plenamente en la vida social y el desarrollo de sus sociedades y a disfrutar de condiciones iguales a las de otros ciudadanos, así como a participar en pie de igualdad en el mejoramiento de las condiciones de vida resultantes del desarrollo social y económico, debido a que más de quinientos millones de personas en el mundo sufren de una u otra forma de incapacidad; de los cuales, cerca de cuatrocientos  millones corresponden a países en desarrollo...”, más de las dos terceras partes de las personas con discapacidad vive en países en desarrollo, sólo el 2 % de los niños con discapacidad del mundo en desarrollo recibe algún tipo de educación o rehabilitación y en todo el mundo es directo y fuerte el vínculo que existe entre la discapacidad, la pobreza y la exclusión social, incluyendo en ello el acceso a la educación física, la recreación y la actividad deportiva.                                          
La actividad física y deportiva son parte indivisible de la dimensión integral de las personas. En ese proceso de intervención quizás como ningún otro medio, el deporte ha jugado un papel fundamental para la visibilidad de la discapacidad y su reconocimiento por parte de la sociedad, en ese mismo sentido, el Estado se constituye en un garante para la vigencia, promoción y respeto de los derechos esenciales que les corresponden a las personas con discapacidad.                 
 Sin embargo, subsisten dificultades en diversos puntos: se desconocen avances, medios, pero sobre todo aún prevalecen serios obstáculos en la sociedad en general para comprender, entender y respetar las posibilidades de crecimiento y consolidación de las facultades de las personas con discapacidad en donde el deporte, la recreación y la actividad física organizada, sin lugar a dudas, pueden jugar un papel fundamental.
Para ellos, es importante que los actores políticos, sociales, económicos y deportivos tomen cartas en el asunto y empiecen a planear políticas y estrategias públicas sólidas, que orienten de manera objetiva procesos de inclusión e intercambio social verdadero a través de las actividades físicas, recreativas y deportivas para las personas con discapacidad.
Así que entonces, puede afirmarse que un mundo deportivo, para las personas con discapacidad en el cual no se hable de inclusión y de desarrollo humano, no es viable para la sociedad, necesitamos una sociedad inclusiva, abierta a la integración, al intercambio social y humano, que acepte la diversidad, el respeto por los derechos humanos y la naturaleza humana como elementos estructurantes del desarrollo social de los pueblos.